Al parecer, París siempre estuvo enamorada de la danza. Ciertamente, mucho antes de que los pasos de baile fueran codificados en manuales, los parisinos salían a salones de baile públicos.
Las consecuencias de las revoluciones francesa y americana fueron mucho más allá de la política y la economía – la vida cultural y las artes también cambiaron. El mundo parecía un poco más grande entonces: un barco tardaba dos semanas en cubrir la distancia de Buenos Aires a Nueva York, Barcelona o Marsella. París se convirtió en un gran destino al organizar la cuarta Exposición Universal en el Centenario de la Revolución, de mayo a octubre de 1889. La Torre Eiffel fue construida como parte de la Exposición. Algunos países aún bajo monarquías la boicotearon, pero la Expo tuvo un gran éxito. De repente, todos querían ir a París, no solo para ver a los franceses, sino para ver otras culturas y para ser vistos. París "se llenó de gente que no era francesa": en los seis meses que la Expo estuvo abierta llegaron 32 millones de visitantes.
La Exposition Universelle fue un asunto cultural significativo como ningún otro antes visto, "un espectáculo para terminar con todos los espectáculos". Mostró los logros de la Revolución Francesa, pero también actuó como una enorme Enciclopedia del conocimiento y una gran exhibición de productos de todo el mundo. Y sirvió como un punto de inflexión en la comprensión y apreciación de la música. Nuevas tecnologías fueron demostradas en la Galérie des Machines y otros pabellones. El fonógrafo de cilindro de Edison estuvo en la Expo (fue patentado en 1880, pero la producción en masa comenzó en 1888), así como el teléfono de Bell. A veces, la gente hacía fila por horas para ver y escuchar estas maravillas. El propio Edison visitó la Expo a finales de agosto, y fue recibido como un héroe.
Argentina causó un gran revuelo en la Exposición con su costoso pabellón (1,5 millones de francos)
Todo lo español estaba de moda en París en aquellos días, y compositores clásicos como Emmanuel Chabrier siguieron su ejemplo con composiciones "à la Espagnole" que se presentaron en la Exposición. Sin embargo, lo que realmente cautivó al público fue la llegada de bailarines granadinos bailando el Tango. Fue la primera vez que los europeos oyeron hablar de este derivado de la Habanera.
Tres años después de la Expo, en 1892, el Pôle Nord, la primera pista de patinaje sobre hielo de París, fue inaugurada en 18-20 Rue de Clichy, a la vuelta de la esquina del Théâtre de Paris.
Desde finales del siglo XIX, a medida que las actitudes cambiaron, nacieron los clubes nocturnos y salir por la noche se democratizó. El legendario Cafe des Ambassadeurs en París se remonta a 1772. También floreció el music-hall (o café-concierto), una especie de pequeño teatro para el hombre común, libre de la carga de la tradición clásica. Otros lugares siguieron, como la Alhambra en 1866, el Folies Bergère en 1869 y el Théâtre Marigny en 1883. Y después de la Expo, el Jardin de Paris, que más tarde se convirtió en el cabaret Moulin Rouge, abrió sus puertas en Montmartre. El Moulin se hizo famoso no solo por la creación del cancán, sino por su diseño novedoso que permitía cambios rápidos en la decoración y el escenario.
En 1900 se organizó en París otra Exposición Universal, y el incipiente campo del cine fue una de las tecnologías exhibidas prominentemente. A principios de siglo, el París de la Belle Époque era probablemente el destino más popular del planeta – todo lo que sucedía en París marcaba tendencias a seguir para las otras capitales. El auge de las Artes fue inigualable, al igual que la proliferación de espacios de ocio. Pero cuando La Belle Otero bailaba en el Marigny y otros, era el Tango andaluz el que todavía estaba en primera fila, y había poco o ningún Tango argentino en París.
Séguin era muy ambicioso y ascendió rápidamente. Diez años más tarde, invertía en todo tipo de empresas, era promotor inmobiliario, industrial, dirigía "fideicomisos" y se hizo fabulosamente rico. La fuente de la riqueza de Séguin es asunto de leyenda y especulación, parecía sumamente hábil en mantenerse "tras bastidores". Cuando Enrique Cadícamo escribió sobre Séguin en su "Historia del Tango en París" (1975), destacó los lazos de Séguin con los hermanos Lombard, de quienes se decía que estaban vinculados al bajo mundo en Marsella. Cadícamo sugirió que los Lombard estaban vinculados a la prostitución. Estos eran todavía los días en que una mujer en el escenario, vestida con cualquier cosa menos "atuendo apropiado", se consideraba una transgresión moral, y los Lombard eran conocidos por dirigir lugares donde se presentaban espectáculos "menos que decorosos". El Casino de París mismo se hizo conocido como un lugar donde también se presentaba este tipo de artistas.
No se sabe cómo Séguin encontró la oportunidad, pero a principios de 1906 entró en una sociedad con Alphonse Rigod y Ernest Rottenbourg en París, y tomó participación mayoritaria en 20 Rue de Clichy. Séguin regresó a Buenos Aires el 17 de marzo de ese año, y dejó que Rigod y Rottenbourg avanzaran los planes.
En mayo de 1906, fueron presentados los documentos para la renovación de 20 Rue de Clichy, el lugar fue cerrado y se erigió una verja alta para bloquear la vista de las obras en curso. Casi un año después, el sábado 30 de marzo de 1907, París vino a ver lo que Séguin y sus socios estaban haciendo, cuando el Théâtre Apollo abrió sus puertas en una "tarde de gala". El "maestro Gauwin" dirigió la orquesta, hubo cantantes, acróbatas, lectores de mentes, incluso la introducción de la nueva "Danza de la Serpiente Boa" de Jean Daris. El Apollo tenía una gran sala que conducía al piso principal, el cual estaba elegantemente pintado en azul claro y marfil e iluminado por unas 4.000 luminarias eléctricas. La capacidad total era de unas 500 personas. Jacques Marcel Auburtin fue acreditado como Arquitecto.
Sin embargo, la pièce de résistance del Apollo era el piso reversible, que fue bautizado como el Básculo. El Básculo fue una creación de Félix Léon Edoux, un amigo de Gustave Eiffel conocido por inventar los ascensores hidráulicos. Se decía que tenía alrededor de 232 metros cuadrados y capacidad para más de 300 asientos. Pesaba hasta 100.000 kilos y giraba sobre un eje horizontal accionado por un motor eléctrico, transformando el piso de teatro en un salón de baile en cuestión de minutos. Para construirlo debieron excavar en el lugar un gran pozo de casi 10 metros de profundidad.
1. Andrée Magda, una actriz francesa, visitó Buenos Aires en agosto de 1905 para tocar en el Teatro Royal, y permaneció cerca de 14 meses. Cuando regresó a París en septiembre de 1906, una escritora de la revista Fin de Siècle escribió un bonito artículo de bienvenida mencionando su amor por el tango, "el baile favorito de los pueblos de Buenos-Ayres". Estrictamente hablando, esta es la primera mención de la danza argentina en la prensa francesa que pudimos encontrar, pero la Sra. Magda aparentemente no persiguió más su pasión por el Tango.
2. La primera evidencia de baile del Tango Argentino en Europa proviene de Madrid, donde en diciembre de 1906, Las Argentinas lo presentaron en el Teatro Price. De nuevo, no hay evidencia de que este dúo haya estado en Francia o de dónde provenían. Y luego "desaparecieron" un par de años después.
Reconocimiento
Iván Araque por esta traducción maravillosa.
1. Annegret Fauser - Musical Encounters at the 1889 Paris World's Fairm
University of Rochester Press - 2005
2. Carlos Szwarcer - Teatro Maipo: 100 años de historia entre bambalinas
Corregidor - 2010
3. Tango Sacha
Un blog/recurso increíble, excelentes escritos, todo tipo de historias acerca del Tango en Francia
https://milongaophelia.wordpress.com