Freitag, 18. November 2022

París y Nueva York y Fresedo - Capítulo 1: La Belle Époque

by José Manuel Araque 

Al parecer, París siempre estuvo enamorada de la danza. Ciertamente, mucho antes de que los pasos de baile fueran codificados en manuales, los parisinos salían a salones de baile públicos.


Las consecuencias de las revoluciones francesa y americana fueron mucho más allá de la política y la economía – la vida cultural y las artes también cambiaron. El mundo parecía un poco más grande entonces: un barco tardaba dos semanas en cubrir la distancia de Buenos Aires a Nueva York, Barcelona o Marsella. París se convirtió en un gran destino al organizar la cuarta Exposición Universal en el Centenario de la Revolución, de mayo a octubre de 1889. La Torre Eiffel fue construida como parte de la Exposición. Algunos países aún bajo monarquías la boicotearon, pero la Expo tuvo un gran éxito. De repente, todos querían ir a París, no solo para ver a los franceses, sino para ver otras culturas y para ser vistos. París "se llenó de gente que no era francesa": en los seis meses que la Expo estuvo abierta llegaron 32 millones de visitantes.


La Exposition Universelle fue un asunto cultural significativo como ningún otro antes visto, "un espectáculo para terminar con todos los espectáculos". Mostró los logros de la Revolución Francesa, pero también actuó como una enorme Enciclopedia del conocimiento y una gran exhibición de productos de todo el mundo. Y sirvió como un punto de inflexión en la comprensión y apreciación de la música. Nuevas tecnologías fueron demostradas en la Galérie des Machines y otros pabellones. El fonógrafo de cilindro de Edison estuvo en la Expo (fue patentado en 1880, pero la producción en masa comenzó en 1888), así como el teléfono de Bell. A veces, la gente hacía fila por horas para ver y escuchar estas maravillas. El propio Edison visitó la Expo a finales de agosto, y fue recibido como un héroe.
 
De acuerdo con el creciente interés por el concepto de "lo nacional", la música "de los pueblos" (folk) también estaba en exhibición. La música javanesa y gitana ocuparon el centro del escenario, aunque también hubo un mensaje de que la música clásica era superior a las demás – después de todo, la cultura europea era el cenit de los logros de la humanidad.

Argentina causó un gran revuelo en la Exposición con su costoso pabellón (1,5 millones de francos)

 
pero no hay evidencia de que algo "cultural" haya tenido lugar allí: la pieza central de su exhibición era un refrigerador que mostraba carne y verduras frescas.

Todo lo español estaba de moda en París en aquellos días, y compositores clásicos como Emmanuel Chabrier siguieron su ejemplo con composiciones "à la Espagnole" que se presentaron en la Exposición. Sin embargo, lo que realmente cautivó al público fue la llegada de bailarines granadinos bailando el Tango. Fue la primera vez que los europeos oyeron hablar de este derivado de la Habanera.
 
 
Tres años después de la Expo, en 1892, el Pôle Nord, la primera pista de patinaje sobre hielo de París, fue inaugurada en 18-20 Rue de Clichy, a la vuelta de la esquina del Théâtre de Paris.



Desde finales del siglo XIX, a medida que las actitudes cambiaron, nacieron los clubes nocturnos y salir por la noche se democratizó. El legendario Cafe des Ambassadeurs en París se remonta a 1772. También floreció el music-hall (o café-concierto), una especie de pequeño teatro para el hombre común, libre de la carga de la tradición clásica. Otros lugares siguieron, como la Alhambra en 1866, el Folies Bergère en 1869 y el Théâtre Marigny en 1883. Y después de la Expo, el Jardin de Paris, que más tarde se convirtió en el cabaret Moulin Rouge, abrió sus puertas en Montmartre. El Moulin se hizo famoso no solo por la creación del cancán, sino por su diseño novedoso que permitía cambios rápidos en la decoración y el escenario.
 

 
En 1893 abrió sus puertas el Casino de Paris junto al Pôle Nord. El Casino era un lugar de usos múltiples, tanto una sala de música como un lugar para ver teatro, baile, atracciones de circo, incluso lucha libre. Era hermoso, extravagante, y también se convirtió en una de las principales atracciones de París; artistas de todo el mundo vinieron a presentar sus actos allí.


Para 1899, el Pôle Nord ya había cerrado y la ubicación estaba en juego.


En 1900 se organizó en París otra Exposición Universal, y el incipiente campo del cine fue una de las tecnologías exhibidas prominentemente. A principios de siglo, el París de la Belle Époque era probablemente el destino más popular del planeta – todo lo que sucedía en París marcaba tendencias a seguir para las otras capitales. El auge de las Artes fue inigualable, al igual que la proliferación de espacios de ocio. Pero cuando La Belle Otero bailaba en el Marigny y otros, era el Tango andaluz el que todavía estaba en primera fila, y había poco o ningún Tango argentino en París.

 
Tras la última Expo, los hermanos Lumière abrieron el Photorama en el número 20 de la Rue de Clichy. El Photorama es una curiosidad histórica, un testimonio del ingenio de los Lumière, pero no se quedó mucho tiempo.


En 1903 el Photorama también había cerrado, y en su lugar operaba La Boucle, una especie de music-hall. Justo al lado, el Casino estaba en auge, pero 20 Rue de Clichy parecía un poco necesitado de renovación para mantenerse al día con sus vecinos. Ciertamente, no es que París necesitara un nuevo music-hall; en 1904 Auguste Bosc también abrió el famoso cabaret Bal Tabarin.


Charles Séguin nació en París en 1877, y en 1895 se trasladó a Argentina. Desde 1870 hasta 1910, hubo una gran afluencia de inmigrantes de Francia a Argentina, siguiendo los incentivos del gobierno argentino (destinados a contrarrestar la afluencia aún mayor de inmigrantes italianos), y huyendo de la guerra en Francia. Con el tiempo, más de 100.000 franceses se trasladaron a Argentina, especialmente vascos. El tránsito de barcos de vapor de Europa al Río de la Plata rivalizaba con el tránsito entre Europa y Nueva York. La población de Buenos Aires se multiplicó por cinco durante ese período. En París también había un grupo creciente de aristócratas argentinos.

Séguin era muy ambicioso y ascendió rápidamente. Diez años más tarde, invertía en todo tipo de empresas, era promotor inmobiliario, industrial, dirigía "fideicomisos" y se hizo fabulosamente rico. La fuente de la riqueza de Séguin es asunto de leyenda y especulación, parecía sumamente hábil en mantenerse "tras bastidores". Cuando Enrique Cadícamo escribió sobre Séguin en su "Historia del Tango en París" (1975), destacó los lazos de Séguin con los hermanos Lombard, de quienes se decía que estaban vinculados al bajo mundo en Marsella. Cadícamo sugirió que los Lombard estaban vinculados a la prostitución. Estos eran todavía los días en que una mujer en el escenario, vestida con cualquier cosa menos "atuendo apropiado", se consideraba una transgresión moral, y los Lombard eran conocidos por dirigir lugares donde se presentaban espectáculos "menos que decorosos". El Casino de París mismo se hizo conocido como un lugar donde también se presentaba este tipo de artistas.


No se sabe cómo Séguin encontró la oportunidad, pero a principios de 1906 entró en una sociedad con Alphonse Rigod y Ernest Rottenbourg en París, y tomó participación mayoritaria en 20 Rue de Clichy. Séguin regresó a Buenos Aires el 17 de marzo de ese año, y dejó que Rigod y Rottenbourg avanzaran los planes.

 
¿Quiso Séguin traer el tango argentino a París? En Buenos Aires, también participó en la Sociedad Teatral Ítalo-Argentina, y a la vez adquirió un lote donde empezó a erigir el Teatro Esmeralda (más tarde Teatro Maipo). Con el tiempo, tuvo en sus manos toda la escena nocturna de Buenos Aires y el control en asuntos desde la primera pista de patinaje (el Palais de Glace) hasta legendarias salas de baile donde floreció el tango en el primer cuarto de siglo (por ejemplo, el Pabellón de las Rosas, Royal Pigalle).

En mayo de 1906, fueron presentados los documentos para la renovación de 20 Rue de Clichy, el lugar fue cerrado y se erigió una verja alta para bloquear la vista de las obras en curso. Casi un año después, el sábado 30 de marzo de 1907, París vino a ver lo que Séguin y sus socios estaban haciendo, cuando el Théâtre Apollo abrió sus puertas en una "tarde de gala". El "maestro Gauwin" dirigió la orquesta, hubo cantantes, acróbatas, lectores de mentes, incluso la introducción de la nueva "Danza de la Serpiente Boa" de Jean Daris. El Apollo tenía una gran sala que conducía al piso principal, el cual estaba elegantemente pintado en azul claro y marfil e iluminado por unas 4.000 luminarias eléctricas. La capacidad total era de unas 500 personas. Jacques Marcel Auburtin fue acreditado como Arquitecto.
 

Sin embargo, la pièce de résistance del Apollo era el piso reversible, que fue bautizado como el Basculo. El Basculo fue una creación de Félix Léon Edoux, un amigo de Gustave Eiffel conocido por inventar los ascensores hidráulicos. Se decía que tenía alrededor de 232 metros cuadrados y capacidad para más de 300 asientos. Pesaba hasta 100.000 kilos y giraba sobre un eje horizontal accionado por un motor eléctrico, transformando el piso de teatro en un salón de baile en cuestión de minutos. Para construirlo debieron excavar en el lugar un gran pozo de casi 10 metros de profundidad.
 
 

El Basculo mismo se convirtió en una sensación; todo París iba al Apollo a las 11 de la noche durante meses para ver la maniobra para voltear el piso.
 

El Basculo era una maravilla de la ingeniería, pero el Apollo todavía carecía de una estrategia clara para distinguirse de las muchas otras atracciones de París. ¿Cómo sería exactamente el programa cada noche? ¿Iba a ser un teatro o un music-hall, ambos o algo más? Si bien París se asomó curiosamente al interior, fue el estreno de la opereta La viuda alegre de Franz Lehár el 28 de abril de 1909 lo que realmente cimentó el estatus del Apollo, un éxito desbocado. La viuda alegre incluso se presentó en Buenos Aires antes que en el Apollo. M. Alphonse Franck, el nuevo director artístico del Apollo, quería un cambio, y el Basculo se convirtió en una nota al pie. Y todavía no había palabra sobre el tango argentino en la prensa francesa.
 


 
 
Notas


1. Andrée Magda, una actriz francesa, visitó Buenos Aires en agosto de 1905 para tocar en el Teatro Royal, y permaneció cerca de 14 meses. Cuando regresó a París en septiembre de 1906, una escritora de la revista Fin de Siècle escribió un bonito artículo de bienvenida mencionando su amor por el tango, "el baile favorito de los pueblos de Buenos-Ayres". Estrictamente hablando, esta es la primera mención de la danza argentina en la prensa francesa que pudimos encontrar, pero la Sra. Magda aparentemente no persiguió más su pasión por el Tango.


2. La primera evidencia de baile del Tango Argentino en Europa proviene de Madrid, donde en diciembre de 1906, Las Argentinas lo presentaron en el Teatro Price. De nuevo, no hay evidencia de que este dúo haya estado en Francia o de dónde provenían. Y luego "desaparecieron" un par de años después.


 


Capítulo 2: El Tango Argentino viaja al Norte



Reconocimiento

Iván Araque por esta traducción maravillosa.



Bibliografía


1. Annegret Fauser - Musical Encounters at the 1889 Paris World's Fairm - University of Rochester Press - 2005

2. Carlos Szwarcer - Teatro Maipo: 100 años de historia entre bambalinas - Corregidor - 2010

3. Tango Sacha
    Un blog/recurso increíble, excelentes escritos, todo tipo de historias acerca del Tango en Francia
    https://milongaophelia.wordpress.com