Lo que ambos diseños compartían era el uso de grandes bocinas para capturar las ondas sonoras que movían la púa que grababa en la matriz. Hasta 1925, cuando se introdujo el micrófono, estas bocinas fueron el elemento esencial en este proceso, y también una limitación. Por un lado, los instrumentos como los violines eran difíciles de grabar porque el dispositivo acústico-mecánico se basaba en el volumen del sonido para mover la púa de grabación. Aquí surgen las bandas de instrumentos de metal, que se habían convertido en uno de los conjuntos más populares de los Estados Unidos después de la Guerra Civil. Las bandas militares también eran comunes en Inglaterra y Francia, y tocaban regularmente en glorietas de todo el mundo. Hasta el final de la era del cilindro, estos conjuntos eran favoritos en la nueva era de la grabación de sonido. Los principales sellos discográficos, Edison y Columbia, incluso crearon sus propias bandas (y otros conjuntos) para grabar música. Desde el principio, el repertorio de estos conjuntos abarcó desde lo clásico hasta lo popular, y desde lo norteamericano y lo europeo hasta lo "internacional", incluyendo el Cake-walk y fandangos españoles. La Habanera era bien conocida, y la popular habanera La Paloma de Sebastián Yradier ya había sido grabada en cilindro por Edison en 1898.
En el Catálogo de Cilindros de Edison hay un tango argentino de 1897-98, "La Belle Créole", compuesto por un tal Richard Farban e interpretado por la Grand Concert Band. Farban fue un director de orquesta de Inglaterra conocido en la década de 1890 por componer algunos bailes. El cilindro se perdió, pero la entrada en el Catálogo sirve para ilustrar el hecho de que el tango argentino ya era conocido como género musical distinto alrededor del cambio de siglo, incluso antes de que los compositores de tango del Río de la Plata fueran conocidos en el hemisferio norte. Este tango, como muchos otros de la época, no es exactamente lo que hoy reconocemos como tango argentino (criollo), la forma fue evolucionando.
Suponemos que fue así como Munilla contrató a Megone, y pasó a grabar un puñado de pistas con la Royal Band para Gramophone. En estas sesiones la Banda también grabó un pericón de Antonio Podestá; la marcha popular Ituzaingó; y otras piezas del Río de la Plata, un indicio de que Munilla trajo partituras con él, y las compartió con Megone. El 2 de mayo, la Banda grabó los tangos Guido y La Payada, de José Luis Roncallo. Del sufijo de la matriz deducimos que Will Gainsberg (hermano de Fred) fue el grabador. Munilla y López viajaron luego a París, donde Munilla grabó el tango Bartolo.
Fueron a Estados Unidos a grabar para la Victor Company de Berliner en su estudio de Filadelfia. Durante las siguientes dos semanas grabaron docenas de temas, con interpretaciones para solistas y en dúo de muchas canciones populares, milongas camperas, monólogos, recitados e incluso diálogos cómicos. También grabaron algunos tangos, incluso algunos de Antonio Podestá, otros de Villoldo y una nueva versión de La Morocha.
El ímpetu crecía, y en Estados Unidos fue creada la Victor Argentine Orchestra para grabar en Filadelfia junto a los Gobbi. La orquesta grabó dos docenas de instrumentales, incluyendo varios tangos de compositores argentinos como Rosendo Mendizábal y Próspero Cimaglia. También grabaron versiones instrumentales de La Morocha y El Choclo de Villoldo. Ambos tangos fueron grandes éxitos en Argentina, así como en los Estados Unidos y en Europa. Tras las sesiones de Filadelfia, los Gobbi regresaron a Buenos Aires.
En una historia apócrifa contada por el propio Enrique Saborido, el tango La Morocha fue introducido en Francia en 1906 por marineros de la Fragata Sarmiento. Orgullo de la Armada argentina desde su construcción en 1898, el buque navegaba los océanos en misiones de buena voluntad representando a la República Argentina. La prensa francesa se interesó en el barco desde el principio, pero no hay evidencia de que visitara Francia en 1906. En agosto de 1907 la fragata visitó Burdeos, y desde allí el comandante José Moneta y algunos oficiales fueron unos días después a cenar con el presidente Fallières en Rambouillet; el 9 de agosto incluso ofrecieron una especie de reunión social con música y baile a bordo de la fragata.
El 21 de junio de 1907, los Gobbi estaban de vuelta en los Estados Unidos en el S.S. Byron (que zarpó de Santos, Brasil). Columbia los invitó a grabar en los estudios de Bridgeport, Connecticut, donde grabaron otra versión de La Morocha. Desde 1906, Columbia también estaba grabando tangos con la Banda Militar de Charles A. Prince, que usaba el nombre de "Banda Española" para comercializar tangos a los mercados de habla hispana. Entre otros, grabaron una brillante versión de El Choclo con Alfredo Gobbi haciendo la introducción. Los Gobbi regresaron a Buenos Aires más tarde ese año, donde grabaron una vez más para Victor. Los Gobbi estaban realmente por todas partes en esos años, grabando en el año siguiente para los sellos Gath & Chaves, Era y Homokord en Europa.
En mayo de 1909, los Gobbi viajaron de Francia a Nueva York y grabaron cilindros para las series 19000 y 4M-7000 de Edison (BA 22100). La Orquesta Sinfónica Edison también grabó algunos tangos para esta serie, incluyendo una notable interpretación de El Otario de Metallo.
De vuelta en Francia, la famosa Musique de la Garde Répubicaine, bajo la dirección de Gabriel Parés, estaba grabando tangos para Gath & Chaves, y la Orquesta Tzigane del Restaurante Rat Mort grabó otra versión de El Choclo.El advenimiento del gramófono despertó el interés de la gente por la música de lugares lejanos y por un nuevo repertorio para desafiar la tradición clásica. El Cakewalk se había popularizado desde principios de la década en el Casino de París y otros lugares. Además, alrededor de 1905, el Maxixe (o matchiche) brasileño entró en la carrera por la nueva moda del baile. Y en 1908, en el Moulin Rouge, Mistinguett y Max Dearly estrenaron su baile Apache.
El Apache y su representación del amor violento se convirtió en una sensación en sí misma, y pronto los periódicos en Estados Unidos también estaban hablando de ello. A finales de 1908, Joseph C. Smith y Louise Alexander lo interpretaban en el musical The Queen of the Moulin Rouge en Washington y Nueva York. Y a finales de 1909, Smith estaba interpretando el Apache en la obra The Flirting Princess en Chicago junto a otras novedades como la Danza del Vampiro.
Desde 1908 hasta 1910 todavía hay escasa evidencia de tango en París o Nueva York. Aunque la prensa francesa se interesaba mucho por Argentina, la vida cultural de los porteños pasó a un segundo plano frente a las románticas vistas de las Pampas. En agosto de 1908, la revista Comoedia empezó a escribir una columna ocasional desde Buenos Aires, con especial atención al recién inaugurado Teatro Colón, el papel de Charles Seguin en la vida teatral de la metrópoli y su nuevo viaje a París. A fines de 1910, el gran líder radical francés Georges Clemençeau visitó Argentina y escribió extensamente, con sus artículos traducidos y publicados por The New York Times a principios de 1911. Pero Clemenceau apenas mencionó Buenos Aires; escribió una vez más sobre las posibilidades de la vasta Pampa, todavía vista como frontera de la colonización. Incluso escribió sobre cómo los gauchos "bailaban el pericón y el tango". Esta fijación con lo rural es una de las razones por las que los europeos creyeron durante años que el tango era música de campo, y no producto de la confluencia del criollo con la creciente sofisticación de Buenos Aires.
En la Belle Époque de París también había un mayor sentido de las posibilidades del nuevo medio, y del nuevo y valiente mundo de la música, la danza y el espectáculo. En los números de agosto y septiembre de 1909, la revista de moda francesa La Vie Hereusee informó por primera vez sobre la locura por los nuevos bailes, incluyendo el maxixe y el tango. En París, escribieron, "hay clases de tango, tés de tango, tango-exposiciones, tango-conferencias, tango-sorpresas, tango-cenas, champán-tango, tango íntimo, tango benéfico, etc. etc. etc.". El 19 de agosto, el periódico inglés The Wells Journal citó a un maestro de baile de París frustrado por "estas danzas feas y sin gracia [que] provienen de América".
Notas
Reconocimientos
1. Este artículo no hubiera sido posible sin el generoso asesoramiento de Enrique Binda y su libro "Los primeros 25 años de la Fonografía Argentina". Los libros de Binda (ver la Bibliografía a continuación) han desmitificado gran parte de la tradición que acompañaba las historias contadas por los primeros historiadores del tango y son lectura obligatoria. En resumen, a principios del siglo 20 el tango no era la música del hampa de Buenos Aires, ya era muy disfrutada por la clase media argentina. Binda también tiene su propio canal de YouTube donde comparte su increíble colección de discos de pasta.
2. La New York Public Library adquirió recientemente una máquina que lee cilindros utilizando un artilugio óptico (láser). Su inestimable colección incluye los cilindros para La Paloma y El Otario a los que se hace referencia en este artículo..3. A Camilo Gatica por sus correcciones, anotaciones, etc.
4. La Discography of American Historical Recordings, un recurso invaluable organizado por la Universidad de California en Santa Bárbara..
5. Dick Spottswood por sus consejos y apoyo.
6. Brian Bockleman por esa foto de Villoldo.
7. Gallica.fr por la foto del Sarmiento.
8. Juan Cruz Rosas por la foto de Maglio.
9. Morgan Luker de Reed College por sus observaciones en cuánto a la Serie T.
https://socialdance.stanford.edu
http://www.histoire-tango.fr/grands%20themes/La%20Fragata%20Sarmiento%201%20ES.htm
https://syncopatedtimes.com/when-prince-ruled-columbia